Cada uno de los
siguientes cuatro dominios del marco hace referencia a un aspecto distinto de
la enseñanza, siguiendo el ciclo total del proceso educativo, desde la
planificación y preparación de la enseñanza, la creación de ambientes propicios
para el aprendizaje, la enseñanza propiamente tal, hasta la evaluación y la
reflexión sobre la propia práctica docente, necesaria para retroalimentar y
enriquecer el proceso.
DOMINIO A: Preparación de la enseñanza.
Los criterios de este dominio se
refieren, tanto a la disciplina que enseña el profesor o profesora, como a los
principios y competencias pedagógicas necesarios para organizar el proceso
de enseñanza, en la perspectiva de
comprometer a todos sus estudiantes con los aprendizajes, dentro de las
particularidades específicas del contexto en que dicho proceso ocurre. Especial
relevancia adquiere el dominio del profesor/a del currículo nacional base; es
decir, de las competencias de aprendizaje y contenidos definidos por dicho
marco, entendidos como los conocimientos, habilidades, competencias, actitudes
y valores que sus alumnos y alumnas requieren alcanzar para desenvolverse en la
sociedad actual.
En tal sentido, el profesor/a
debe poseer un profundo conocimiento y comprensión de las disciplinas que
enseña y de los conocimientos, competencias y herramientas pedagógicas que
faciliten una adecuada mediación entre los contenidos, los estudiantes y el
respectivo contexto de aprendizaje. Sin embargo, ni el dominio de la disciplina
ni las competencias pedagógicas son suficientes para lograr aprendizajes de
calidad; los profesores no enseñan su disciplina en el vacío, la enseñan a
alumnos determinados y en contextos específicos, cuyas condiciones y particularidades deben ser consideradas al
momento de diseñar las actividades de enseñanza. Por estas razones, los
docentes requieren estar familiarizados con las características de desarrollo
correspondientes a la edad de sus alumnos, sus particularidades culturales y
sociales, sus experiencias y sus conocimientos, habilidades y competencias
respecto a las disciplinas.
El docente, basándose en sus
competencias pedagógicas, en el conocimiento de sus alumnos y en el dominio de
los contenidos que enseña, diseña, selecciona y organiza estrategias de
enseñanza que otorgan sentido a los contenidos presentados; y, estrategias de
evaluación que permitan apreciar el logro de los aprendizajes de los alumnos y
retroalimentar sus propias prácticas. De este modo, los desempeños de un
docente respecto a este dominio, se demuestran principalmente a través de las
planificaciones y en los efectos de éstas, en el desarrollo del proceso de
enseñanza y de aprendizaje en el aula.
DOMINIO B: Creación de un ambiente propicio para el aprendizaje.
Este dominio se refiere al
entorno del aprendizaje en su sentido más amplio; es decir al ambiente y clima
que genera el docente, en el cual tienen lugar los procesos de enseñanza y
aprendizaje. Este dominio adquiere relevancia, en cuanto se sabe que la calidad
de los aprendizajes de los alumnos depende en gran medida de los componentes
sociales, afectivos y materiales del aprendizaje. En tal sentido, las
expectativas del profesor/a sobre las posibilidades de aprendizaje y desarrollo
de todos sus alumnos adquieren especial importancia, así como su tendencia a
destacar y apoyarse en sus fortalezas, más que en sus debilidades, considerando
y valorizando sus características, intereses y preocupaciones particulares y su
potencial intelectual y humano.
Dentro de este dominio, se
destaca el carácter de las interacciones que ocurren en el aula, tanto entre
docentes y estudiantes, como de los alumnos entre sí. Los aprendizajes son
favorecidos cuando ocurren en un clima de confianza, aceptación, equidad y
respeto entre las personas y cuando se establecen y mantienen normas
constructivas de comportamiento. También contribuye en este sentido la creación
de un espacio de aprendizaje organizado y enriquecido, que invite a indagar, a
compartir y a aprender.
Las habilidades involucradas en
este dominio se demuestran principalmente en la existencia de un ambiente
estimulante y un profundo compromiso del profesor con los aprendizajes y el
desarrollo de sus estudiantes.
DOMINIO C: Enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes.
En este dominio se ponen en juego
todos los aspectos involucrados en el proceso de enseñanza que posibilitan el
compromiso real de los alumnos/as con sus aprendizajes. Su importancia radica
en el hecho de que los criterios que lo componen apuntan a la misión primaria
de la escuela: generar oportunidades de aprendizaje y desarrollo para todos sus
estudiantes.
Especial relevancia adquieren en
este ámbito las habilidades del profesor para organizar situaciones
interesantes y productivas que aprovechen el tiempo para el aprendizaje en
forma efectiva y favorezcan la indagación, la interacción y la socialización de
los aprendizajes. Al mismo tiempo, estas situaciones deben considerar los
saberes e intereses de los estudiantes y proporcionarles recursos adecuados y
apoyos pertinentes. Para lograr que los alumnos participen activamente en las
actividades de la clase se requiere también que el profesor se involucre como
persona y explicite y comparta con los estudiantes los objetivos de aprendizaje
y los procedimientos que se pondrán en juego. Dentro de este dominio también se
destaca la necesidad de que el profesor monitoree en forma permanente los
aprendizajes, con el fin de retroalimentar sus propias prácticas, ajustándolas
a las necesidades detectadas en sus alumnos.
DOMINIO D: Responsabilidades profesionales.
Los elementos que componen este
dominio están asociados a las responsabilidades profesionales del profesor en
cuanto su principal propósito y compromiso es contribuir a que todos los
alumnos aprendan. Para ello, él reflexiona consciente y sistemáticamente sobre
su práctica y la reformula, contribuyendo a garantizar una educación de calidad
para todos los estudiantes. En este sentido, la responsabilidad profesional
también implica la conciencia del docente sobre las propias necesidades de
aprendizaje, así como su compromiso y participación en el proyecto educativo
del establecimiento y en las políticas nacionales de educación. Este dominio se
refiere a aquellas dimensiones del trabajo docente que van más allá del trabajo
de aula y que involucran, primeramente, la propia relación con su profesión,
pero también, la relación con sus pares, con el establecimiento, con la
comunidad y el sistema educativo.
El compromiso del profesor con el
aprendizaje de todos sus alumnos implica, por una parte, evaluar sus procesos
de aprendizaje con el fin de comprenderlos, descubrir sus dificultades,
ayudarlos a superarlas y considerar el efecto que ejercen sus propias
estrategias de trabajo en los logros de los estudiantes.
Por otra parte, también implica
formar parte constructiva del entorno donde se trabaja, compartir y aprender de
sus colegas y con ellos; relacionarse con las familias de los alumnos y otros
miembros de la comunidad; sentirse un aprendiz permanente y un integrante del
sistema nacional de educación.
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